Límites en la infancia
Contener no es restringir
3/16/20252 min read


Límites en la Infancia: Contener No es Restringir
Los límites en la crianza suelen generar dudas y hasta culpas en madres y padres. "¿Estoy siendo muy estricto/a? ¿Le estoy impidiendo expresarse libremente?". Sin embargo, poner límites no significa reprimir, sino brindar contención y estructura para que el niño o la niña crezca con seguridad.
Poner límites no es limitar, es estructurar
El cuerpo es el primer límite que experimentamos: nos define, nos permite movernos, sentir y percibir el mundo. De la misma manera, los límites en la infancia dan forma a la experiencia del niño/a, estableciendo un marco que le ayuda a comprender lo que es posible y seguro.
Un niño/a sin límites puede sentirse perdido, sin referencias claras para regular sus emociones y comportamientos. Los límites no deben ser arbitrarios ni impuestos con autoritarismo, sino guías que enseñen a manejar situaciones de manera saludable y respetuosa.
Límites que contienen y brindan seguridad
Los límites no sólo regulan conductas, también transmiten un mensaje poderoso: "Estoy aquí para cuidarte". Un niño/a que crece con límites claros entiende que su mundo es predecible y seguro, lo que favorece su desarrollo emocional.
Los límites también enseñan a regular la frustración y a desarrollar la tolerancia a la espera. No podemos ni debemos darles todo lo que quieren al instante, porque la vida no funciona así. Es mejor enseñarles a manejar la espera con contención y explicaciones apropiadas a su edad.
El desafío: encontrar el equilibrio
Poner límites no significa decir "no" todo el tiempo, ni permitirlo todo. Se trata de encontrar el equilibrio entre la libertad y la seguridad. Un niño/a que sabe hasta dónde puede llegar explora con confianza y, a la vez, aprende a aceptar normas sin sentir que pierde su autonomía.
Algunas claves para establecer límites efectivos son:
Explicar el por qué: Los niño/as necesitan comprender la razón detrás de una regla para poder internalizarla.
Ser coherente: Si un día algo está prohibido y al otro se permite, el niño/a se confunde y pierde confianza en las normas.
Ofrecer alternativas: En lugar de solo prohibir, dar opciones dentro de lo permitido, fomentando su autonomía.
Acompañar la frustración: No se trata de evitar que el niño/a se enoje, sino de enseñarle a gestionar esa emoción de manera saludable.
Predicar con el ejemplo: Los niño/as aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice. Respetar los límites que establecemos es clave para que ellos los incorporen.
Poner límites es un acto de amor
Criar con límites es criar con amor y responsabilidad. No se trata de controlar, sino de guiar. Un niño/a que crece con límites bien establecidos desarrolla seguridad, confianza y la capacidad de relacionarse con los demás de manera saludable.
Recordemos: sin límites no hay estructura, y sin estructura, no hay contención.
Los límites no son una barrera, sino un abrazo invisible que le dice al niño/a: "Estoy aquí para ti".